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Las dimensiones etnosociológicas y existenciales del populismo de Aleksandr Dugin (segunda parte). Por Michael Millerman

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Leer primera parte

(Traducción de Gonzalo Soaje, gonzalosoaje@ignaciocarreraediciones.cl)

La metafísica del populismo

En la teoría política de Dugin, el narod se entiende no solo etnosociológicamente, sino también filosóficamente. [17]  Para Dugin, Heidegger es el filósofo maestro de este enfoque. Dugin no trata la filosofía de Heidegger como una especie de la tercera teoría política (fascismo/nazismo). Más bien, cree que Heidegger ofrece recursos para una cuarta concepción político-teórica del “pueblo”. La idea clave en pocas palabras es que el Dasein (*) existe de forma völkisch o als Volk (como pueblo – N. del T.). La noción de pueblo (Volk, narod) se sitúa así en el contexto más amplio de la filosofía de Heidegger, que incluye tanto la analítica existencial del Dasein como la idea de que la historia es la historia del ser (SeynSeynsgeschichte, **). Para Dugin, la interpretación heideggeriana del pueblo sirve como una especie de “metafísica del populismo”, proporcionando a los anhelos incipientes de los antiliberales “estrategia, conciencia, pensamiento, un sistema y un plan de lucha”. [18]

En el relato de Dugin, una metafísica platónica del populismo distingue entre el cuerpo, el alma y el espíritu del pueblo. [19] El cuerpo es “el espacio que ocupa, y también la población, cantidad, demografía, producción y economía [así como] guerras y acuerdos de paz, comercio y artesanía”. El alma comprende la “tradición, religión, cultura, costumbres, hábitos [y] ética”, mientras que aquellos como filósofos y líderes “directamente responsables del destino del narod y el Estado” constituyen su espíritu. Sin embargo, una metafísica heideggeriana del populismo evita la división tripartita en cuerpo, alma y espíritu. En cambio, interpreta al pueblo en términos de los “existenciales” o estructuras existenciales del Dasein como Volk. “Lo que llamamos ‘el cuerpo del narod’ o la economía (Wirtschaft) y la producción”, explica Dugin, “deja en este caso de ser un dominio separado, definido por el factor material. De ahora en adelante es el dominio del cuidado [o preocupación] (Sorge)”. “Desear que el narod no cree nada artificialmente, no se involucre en el elemento de τέχνη (arte – N. del T.), es lo mismo que privarlo de intencionalidad. Pero ese es el Dasein, que no puede dejar de preocuparse”. A diferencia de la filosofía marxista, el alma y el espíritu de las personas no se consideran, por tanto, como superestructuras sobre la base material, sino más bien como diferentes expresiones de la existencia del cuidado. Pero ese es el Dasein, que no puede dejar de preocuparse”. A diferencia de la filosofía marxista, el alma y el espíritu de las personas no se consideran, por tanto, como superestructuras sobre la base material, sino más bien como diferentes expresiones de la existencia del cuidado. 

Los filósofos y quienes afrontan auténticamente su ser-hacia-la-muerte son delineados existencialmente como “únicos”, que sin embargo no son otros que el narod/Dasein. Pero el Dasein también puede existir de manera inauténtica, en cuyo caso no aparecen líderes y filósofos, sino “diputados”, “comisionados”, “bufones” y “payasos”, como las muchas caras de das Man (la expresión del Dasein cotidiano e inauténtico). Para Dugin, el liberalismo, el comunismo, el fascismo, el nazismo y, de hecho, toda la modernidad expresan un Dasein inauténtico. En consecuencia, las nociones de condición de pueblo representadas por esas teorías tampoco son auténticas. Dugin presenta así su populismo como la expresión de la libre elección por la existencia auténtica hecha por Dasein als Volk (estar ahí como pueblo – N. del T.). Entendido existencialmente, el Volk o narod es “el verdadero fundamento existencial” de las formas alienadas de sociedad. Como en el caso de la teoría etnosociológica, el populismo existencial de Dugin rechaza expresamente el racismo y el estatismo como expresiones alienadas e inauténticas del Dasein (“El estado es el nombre de das Man (aquel – N. del T.) en la Tercera teoría política”). El populismo existencial no es racista ni estatista y, por tanto, es conceptualmente distinto del nazismo y el fascismo. [20]

Dugin utiliza el análisis de Heidegger del “proyecto” (Entwurf) y la “decisión” (Entscheidung) como base para hablar sobre el proyecto político de la existencia auténtica. No son las élites ni las masas las que toman la decisión por el proyecto de la existencia auténtica, sino el propio Dasein en su conjunto: “el proyecto de la sociedad auténtica es adoptado sincrónicamente y plenamente por el narod como Dasein”. Sin embargo, son los únicos (los filósofos, historiadores y líderes que conducen al pueblo hacia su destino) quienes llevan a cabo ese proyecto. Un pueblo solo tiene verdaderamente un destino cuando elige vivir con autenticidad, en cuyo caso “[sus] preocupaciones – labores, preocupaciones, inclinaciones, estados de ánimo – adquieren una base en el ser y se llevan a las raíces”. 

El populismo heideggeriano no es necesariamente “pagano” en el sentido de repudiar el cristianismo o el monoteísmo. [21]  “Dios (o dioses)”, escribe Dugin, “es la verdad del narod (die Wahrheit des Volkes). Pero también es su ser, el ser que él mismo es, en su fuente interior, en su identidad, en su Selbst. No importa si estamos tratando con versiones politeístas o monoteístas, si afirmamos creación o manifestación”.

Pero el populismo heideggeriano está marcado por una intensa relación con lo divino, porque “[si] este [el narod] decide existir, este decide tener a Dios y, en consecuencia, ser tenido por Dios, pertenecerle”. Sin embargo, el Dios o dioses del pueblo auténticamente existente debe ser “una antítesis de su simulacro institucionalizado, el Gran Inquisidor”. 

¿Por qué una teoría política debería abarcar precisamente la categoría y el orden social del narod? Después de todo, en el modelo etnosociológico parecería que se puede hacer una elección a favor de la nación (es decir, los modelos cívicos-estatales), la sociedad civil, la sociedad global, o incluso la post-sociedad, con su adopción del poshumanismo, los cyborgs, quimera y otras características fantásticas. ¿Por qué la cuarta teoría política se alinea con el narod en particular?

¿Por qué el populismo?

En primer lugar, según el modelo etnosociológico, es en la forma social del narod donde aparece por primera vez lo político como distinción entre amigos y enemigos. En el narod, el otro ya no se incorpora a través de procesos etnodinámicos. La posibilidad real de guerra caracteriza al narod en primer lugar. Eso no significa que se prefiera el populismo del narod porque sea marcial. Pero podría significar que la cuarta teoría política, en la medida en que es política, opta por operar con la unidad de análisis que considera más propiamente política, o en la que aparece primero lo político. Un compromiso de superar o de distanciamiento de lo político seleccionaría una unidad diferente, como el ethnos o la sociedad global.

Hay una segunda razón. La cuarta teoría política es, en su propia autocomprensión, eminentemente filosófica. Privilegia el pensamiento filosófico por encima de todas las demás actividades humanas. En uno de sus libros, Dugin invoca la metafísica platónica tripartita discutida anteriormente y la aplicó a la cuarta teoría política, escribiendo que el cuerpo, el alma y el espíritu de su teoría son la geopolítica, la etnosociología y la teología, respectivamente. A primera vista, eso sugiere que la etnosociología está subordinada a la teología. Un narod tiene su lugar y su dios (o dioses), y como vimos anteriormente, este último es “la verdad del narod”. Pero cuando se le preguntó en una entrevista cómo encaja su heideggerianismo en ese cuadro de la cuarta teoría política, respondió que Heidegger es “el corazón, el núcleo existencial,[22] Heidegger es el filósofo, para Dugin. Es “el filósofo de otro comienzo” o comienzo del filósofo, que viene después del final de la larga historia del primer comienzo, que comenzó antes de Platón y terminó con Nietzsche. [23]  Como lo ve Dugin, comprender a Heidegger a cabalidad es en el presente y en el futuro cercano “la principal tarea estratégica del pueblo ruso y de la sociedad rusa”, y Heidegger es “la clave del mañana ruso”. [24]  Es imposible obtener una comprensión completa del círculo hermenéutico occidental, imposible liberar a Rusia de la posibilidad de su propio despertar filosófico, sin Heidegger. Y todo depende de una adecuada comprensión y despertar filosóficos: 

“Los intentos de promover una “doctrina rusa”, un “Proyecto Rusia”, una “Idea nacional”, etc., carecen de mucho valor, ya que todas las iniciativas para desarrollar sistemas tan generales pueden, en las circunstancias actuales, no dar resultados y solo sembrar las semillas de un dogmatismo vacío y vanidoso. Es mucho más constructivo admitir honestamente que hay algo que no sabemos, que algo falta, que necesitamos algo, y tratar de aprenderlo, adquirirlo, descubrirlo, en lugar de pretender que todo está en orden y que soo algunos factores puramente externos, “fuerzas del mal” o “competidores”, obstaculizan la realización de pasos y planes evidentes. No existen tales pasos y planes. No existe una filosofía rusa. No existe una idea nacional rusa. Y no la habrá hasta que nos hagamos cargo de la tarea de comenzar cavando hasta los cimientos, lo que intentamos hacer estudiando el Dasein ruso“. [25]

No hay posibilidad de que la filosofía rusa no esté enraizada en la fuente de la actividad filosófica, y esa fuente es el narod als (como) Dasein. Para pensar adecuadamente el populismo de Dugin, entonces, no solo es necesario familiarizarse con el rico contenido teórico de sus modelos etnosociológicos; también es necesario comprender la dimensión existencial del narod en su pensamiento y comprender por qué precisamente el narod, y no, digamos, la sociedad civil o el ethnos, ocupa un lugar central. Tanto por razones políticas como filosóficas, el ethnos no proporciona lo suficiente por sí mismo para una teoría política, y el Estado-nación ya presupone demasiado. El narod, la primera derivada del ethnos, es el lugar tanto de la política como de la filosofía. Por eso está en el corazón de la filosofía política “populista” (es decir, basada en el narod) de Dugin. 

De la antropología plural de los pueblos a Noomahia

El narod está en el corazón del populismo de Dugin. ¿Cuál narod, sin embargo? ¿Es Dugin simplemente un populista ruso, preocupado por defender la importancia de una filosofía política rusa basada en el narod? Aunque, como hemos visto, argumenta en forma enérgica precisamente por eso, también está interesado en desarrollar un enfoque general capaz de elaborar los rasgos político-filosófico-etnosociológicos de cualquier narod y sus productos: civilización, politeia y religión. En parte, eso es precisamente lo que hace el libro Etnosociología. No se trata de la etnosociología rusa, sino de la etnosociología como tal. De manera similar, Dugin también tiene un enfoque existencial generalizado del narod. Ese enfoque se basa en la tesis de la pluralidad existencial de Daseins. [26] Decir que el Dasein es existencialmente plural significa lo siguiente: puede que no haya una sola “realidad humana” ontológica (la traducción de Corbin de la palabra Dasein) de la cual las diferencias culturales y otras diferencias surgen como accidentes de la historia. Más bien, puede haber más de una estructura ontológica fundamental subyacente a las diferencias culturales y de otro tipo, de modo que no podemos ejecutar un análisis cultural (o religioso, civilizacional, político) filosóficamente adecuado sin correlacionarlo de alguna manera con esa estructura subyacente. En otras palabras, la cultura A y la cultura B pueden diferir no solo en la superficie de las cosas, sino en su propia constitución existencial. En la posibilidad de la filosofía rusa, Dugin desarrolla esa tesis respecto a Rusia, defendiendo la existencia de un Dasein ruso como la clave de la posibilidad de la filosofía rusa. He descrito la compleja operación hermenéutica que realiza con ese fin en otro lugar. [27]  Aquí, lo importante a señalar es que está dispuesto a generalizar esa operación y sugerir que cualquier civilización, politeia o religión puede ser examinada a través de la hipótesis de la pluralidad existencial de Daseins

Además, Dugin acoge con satisfacción la posibilidad de que una pluralidad de pueblos-Daseins, despertados a su auténtica existencia, se reúnan para dialogar; es decir, no se sigue necesariamente de su populismo que los pueblos deban estar siempre en guerra unos con otros o en busca de la destrucción de los demás. [28]  Como escribe en otro lugar, “el diálogo entre civilizaciones es posible en la misma medida que el conflicto”:

“El diálogo en cuestión no puede reducirse a la competencia, al establecimiento de relaciones hegemónicas, a convencer a otros de la propia legitimidad, etc. El diálogo de civilizaciones es un campo fractal irreductible de historia libre y espontánea, no programada e impredecible, dado que el futuro en este caso se considera un horizonte constituido de pensamiento y voluntad. El pensamiento concierne al área de competencia de la élite intelectual de la civilización; voluntad, polo estratégico y punto de decisión. Juntos, estos dos principios comprenden el holograma de la civilización, su mediastino viviente y simbólico, el plexo solar del sistema nervioso civilizacional. Ni autoridad, ni economía, ni recursos materiales, ni competencia, ni seguridad, ni intereses, ni comodidad, ni supervivencia, ni orgullo, ni agresión es la motivación básica del ser histórico de las civilizaciones en un mundo multipolar, pero precisamente el proceso de diálogo espiritual, que en cualquier eventualidad o bajo cualquier circunstancia puede adquirir un carácter positivo y pacífico o agresivo o marcial”. [29]

Los pueblos auténticamente existentes – narod als Dasein – pueden optar por entrar en el “campo fractal de la historia libre y espontánea” para un diálogo que no necesita reflejar ninguna característica “negativa” del populismo político. Tal encuentro podría proporcionar una base sólida para la cooperación y el respeto. 

Podría ser un signo de la voluntad de asegurar esa base y fomentar tales resultados si el representante de una cultura o civilización determinada se encargara de realizar un estudio cuidadoso y comprensivo de la dimensión existencial de otras culturas o civilizaciones. Esa es precisamente la tarea que se propone Dugin en su obra de varios volúmenes Noomahia: guerras del intelecto, una serie “dedicada a explorar las identidades existenciales de diferentes civilizaciones”. [30]  Nos llevaría demasiado lejos intentar algo parecido a una visión general completa de ese proyecto y su significado para el populismo de Dugin. Sin embargo, conviene hacer unas breves observaciones sobre su método.

El proyecto de Dugin en Noomahia es ambicioso. El objetivo es explorar las civilizaciones del mundo de manera existencial. La tesis de la pluralidad existencial de Daseins es una herramienta para la tarea. Esa herramienta dirige al investigador a examinar la cultura elegida con la mirada puesta en sus existenciales, tal como lo hizo Heidegger en su analítica del Dasein, revelando estructuras tales como –ser-en-el-mundo y ser-hacia-la-muerte. El primer volumen metodológico de Noomahia, sin embargo, complica el panorama. [31] Allí, Dugin no dice que realizará un análisis de civilizaciones utilizando un arsenal heideggeriano, como hizo con Rusia en su libro sobre la posibilidad de la filosofía rusa. En cambio, plantea como una herramienta para la tarea la tesis de tres logoi – el logos de Apolo, el logos de Dionisio y el logos de Cibeles – los tres, hipotetiza, se encuentran universalmente, en cualquier combinación y proporciones, entre todas las civilizaciones del mundo. En algún nivel, y desde algunas perspectivas, estos logoi son todas expresiones de un nous (***). En otro nivel, y desde otra perspectiva, son distintos e incompatibles y representan el verdadero sentido filosófico en el que “la guerra es el padre de todas las cosas”. Según Dugin, el logos “ligero” de Apolo se expresa clásicamente en el platonismo y el neoplatonismo.[32]  El logos de Cibeles, por su parte, se refleja en el materialismo y atomismo de Lucrecio y Demócrito. Cada logos, en consecuencia, está tipológicamente diferenciado internamente (hay una miríada de formas que cada logos puede tomar, como lo demuestra el hecho de que Aristóteles y el gnosticismo expresan ambos logos oscuros). El enfoque noológico de Dugin pone logos y mitos en pie de igualdad, de modo que puede correlacionar argumentos filosóficos con historias míticas y viceversa, como lo hace en el caso de la titanomaquia y la gigantomaquia, y como la fórmula misma que utiliza del logos de una figura mítica (el logos de Apolo, por ejemplo) sugiere. Los tres logoi son el aspecto vertical de su método. El aspecto horizontal comprende la geosofía. Un ejemplo de geosofía en la tradición neoplatónica es la correlación de Proclo en su comentario sobre el Timeo de Atenas y la Atlántida de Platón con los olímpicos y titanes (mito) y con varias dualidades filosóficas (racional e irracional, igual y diferente, reposo y movimiento). [33] Dugin sugiere indirectamente una relación en sus trabajos metodológicos entre estas dimensiones verticales y horizontales, por un lado, y Dasein, por el otro. [34]  Por lo tanto, será necesario que una imagen completa de su teoría populista eventualmente agregue a las dimensiones etnosociológica y existencial también la noológica y correlacione las tres. 

Conclusión

El propósito principal de las reflexiones anteriores fue sugerir que el populismo de Dugin es una construcción teórica compleja. Volviendo a los argumentos introductorios de este artículo, si operamos con una cadena conceptual que vincula el populismo de derecha con el fascismo, el racismo, el nacionalismo, el paganismo, la homogeneidad, y así sucesivamente, nos perderemos mucho de lo que es de interés en el populismo de Dugin y caracterizaremos erróneamente el resto. No es imposible que en lugar de aplicar nuestros conceptos de populismo a la teoría de Dugin, podamos beneficiarnos del uso de esa teoría para generar conceptos de populismo que mejoren la equivocada “sabiduría popular del campo”, por ejemplo, a través de métodos etnosociológicos, existenciales o noológicos. De todos modos, es hora de ir más allá de las caracterizaciones engañosas de su pensamiento político hacia caracterizaciones arraigadas en sus complejas construcciones teóricas. El análisis no es apologética. Querer entender a un pensador en sus propios términos no es argumentar que esos términos son los únicos o los mejores. Incluso la perfecta comprensión del populismo de Dugin, que no poseo, no excluye un rechazo total de sus posiciones. Sin embargo, es preferible una comprensión adecuada a las distorsiones infundadas, que pueden conducir a políticas subóptimas, contradecir los principios éticos de apertura al otro y prohibir el aprendizaje básico. que no poseo, no excluye un rechazo total a sus posiciones. Sin embargo, es preferible una comprensión adecuada a las distorsiones infundadas, que pueden conducir a políticas subóptimas, contradecir los principios éticos de apertura al otro y prohibir el aprendizaje básico. 


Notas

(*) Dasein es un término alemán que combina las palabras «ser» (sein) y «ahí» (da). El sentido literal de la palabra Da-sein es ‘ser-ahí’. La noción de Dasein fue usada por Martin Heidegger para indicar el ámbito en que se produce la apertura de la persona hacia el Ser. El Dasein alude a la persona como único ente que vive fuera de sí, abierto al Ser y a experimentar una revelación de Él. – N. del T.

(**) Ser, Historia del ser, respectivamente. -N. del T.

(***) En la Antigua Grecia, el nous, intelecto o noos, correspondía al espíritu, la parte más elevada y divina del alma. Para Platón, el nous equivaldría a inteligencia. -N. del T.

[17]  Y dado que la filosofía rusa es principalmente ontología, el estudio del narod es principalmente ontológico, o en este caso, fundamental-ontológico y existencial. Pavlov, “The question of the uniqueness of Russian philosophy”, Russian Social Science Review 35, No. 4 (1994): 74: “La filosofía rusa […] es fundamentalmente ontológica”.

[18]  Aleksandr Dugin, “The Fourth Political Theory and the Italian Logos”, disponible en línea en http://4pt.su/en/content/fourth-political-theory-and-italian-logos (consultado el 16 de julio de 2021).

[19]  Alexander Dugin, “La teoría existencial de la sociedad”, en Political Platonism: The Philosophy of Politics (Londres: Arktos, 2019).

[20]  “Fue su estatismo lo que distinguió al fascismo del nacionalsocialismo de Adolf Hitler. La base del estado nacionalsocialista fue la biología. El estado fue un producto derivado”. James Gregor, “Fascism and the New Russian Nationalism”.

[21]  Göran Dahl, “Will ‘The Other God’ Fail Again? On the Possible Return of the Conservative Revolution”, Theory, Culture & Society 13, no. 1 (1996): 26. Dahl escribe que “la nueva derecha no es abiertamente fascista o nacionalsocialista, pero pide, no obstante, una sociedad ‘orgánica’ jerárquica y no democrática que se base en una metafísica prepolítica ‘pagana’”. Sin embargo, el populismo de Dugin no es ni del todo pagano ni “prepolítico”, aunque es jerárquico y no democrático. 

[22] Michael Millerman, “Alexander Dugin on Martin Heidegger” en Aleksandr Dugin, The Rise of the Fourth Political Theory (London: Arktos, 2017).

[23] Aleksandr Dugin, Martin Heidegger: The Philosophy of Another Beginning (Moscow: Academic Project, 2010), nota 6. 

[24] Alexander Dugin, Martin Heidegger: The Possibility of Russian Philosophy (Moscow: Academic Project, 2011), p. 455.

[25] Ibid., p. 448.

[26] Alexander Dugin, “Plural Anthropology – The Fundamental-Ontological Analysis of Peoples” en Heidegger in Russia and Eastern Europe, editado por Jeff Love (Rowman & Littlefield, 2014), p. 283.

[27] Michael Millerman, “Alexander Dugin’s Heideggerianism”, International Journal of Political Theory 3, No. 1 (2018).

[28] Millerman, “Alexander Dugin on Martin Heidegger”. Entrevista. https://www.academia.edu/17674206/Alexander_Dugin_on_Martin_Heidegger_Interview

[29] Alexander Dugin, “Theory of a Multipolar World”, (London: Arktos, 2021).

[30] Millerman, “Alexander Dugin on Martin Heidegger”.  Entrevista.

[31] Alexander Dugin, Noomahia: guerras del intelecto: Volumen uno – Tres Logoi: Apolo, Dionisio, Cibeles (Moscú: Proyecto Académico, 2014) [en ruso].

[32]  Véase también Alexander Dugin, En busca del logos oscuro  (Moscú: Proyecto Académico, 2012) [en ruso]. Allí, Dugin también desarrolla la correlación entre los tres regímenes de imaginación de [Gilbert] Durand y tres de los períodos lingüísticos de Rusia: precristiano, cristiano y moderno (capítulo uno), pero en ese libro aún no ha aislado un tercer logos. La sección final de la obra se llama “¡A Dioniso!”.

[33] Proclus, Commentary on Plato’s Timaeus: Volume 1, Book 1: Proclus on the Socratic State and Atlantis, trans. Harold Tarrant (Cambridge: Cambridge University Press, 2011).

[34] Alexander Dugin, Noomahia: guerras del intelecto: Volumen dos – Geosofía: Horizontes and Civilizaciones (Moscú: Proyecto Académico, 2017), pp. 10-14 [en ruso].

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